Confitería Rufino, los mejores dulces en la sierra de Aracena

Desde el siglo XIX existe en Aracena un pequeño espacio que endulza a los habitantes de este gran municipio de la sierra de Huelva, y también a los viajeros que pasan por allí. Confitería Rufino fue fundada en 1875, y si tras más de 100 años de actividad sigue siendo uno de los lugares con más aglomeraciones de la Sierra de Aracena, no puede ser casualidad.

Los bocados más dulces de la Sierra de Aracena

Situada junto a la Plaza del Marqués, mas conocida como “El Paseo”, en la Calle Constitución nº 3, esta empresa familiar lleva seis generaciones elaborando productos artesanales y naturales. Lugar obligado no solo para el visitante, si no también para todos los lugareños. Lo típico aquí es comprar tus dulces en Confitería Rufino para acompañarlos con café en algún bar de los alrededores.

Borrachitos Confitería Rufino
Borrachitos Confitería Rufino

Especialidades de Confitería Rufino

Para suerte de los más golosos, aquí la yema de huevo es la especialidad de la casa. Mezclada con otros ingredientes, como almendras o caramelo, se obtienen auténticas delicias.

  • Las yemas de huevo, azúcar y caramelo son auténticas delicias. En su interior encontramos almendras o nueces. Se aprecia lo artesano, ya que no hay dos iguales.
  • Finos. Un increíble clásico. Yema de huevo y almendra.
  • Tocino de cielo, a base de yema de huevo y azúcar.
Yemas Confitería Rufino
Yemas
Finos. Confitería Rufino.
Finos
Tocino de cielo. Confitería Rufino.
Tocino de cielo

Tanto si pasas unos días en la Sierra de Aracena, como si estás de paso, no olvides probar estas delicias de Confitería Rufino. Recuerda que en días claves, como domingos y festivos, suele haber grandes colas. ¿El truco? Llama por teléfono al 959 12 81 21, y haz tu pedido para recoger.

Una última curiosidad sobre Confitería Rufino

Con más de 100 años de historia, los dulces de Rufino han sido la delicia de muchos personajes históricos. Como la conocida afición al tocinillo de cielo de Juan de Borbón. Durante sus años de exilio, recibía estos dulces enviados por el propio Marqués de Aracena.

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